A la vuelta de estos días el insomnio, o quizás el reloj cambiado, hacen estragos. De resultas de ello, a estas horas de la mañana estoy más dormido de lo que debería. Y viendo lo que hay por ahí, casi prefiero que así sea. Bagdad convertida ya en una escombrera. Los Juegos, impertérritos, a ver quién es el guapo que se atreve a plantar cara y perder mercados. Z. ocupándose de las cosas que afectan directamente a los ciudadanos, como quería R. El baile de la rosa o el baile rosa, no me quedó claro. Más mujeres muertas.
A la vista de que todo sigue como antes, la soñarrera que me acosa es bienvenida. Todo se ve como una nebulosa un tanto extraña después de varios días atípicos que, no para siempre, uno querría prolongar.
Dormir, dormir, tal vez soñar.
A la vista de que todo sigue como antes, la soñarrera que me acosa es bienvenida. Todo se ve como una nebulosa un tanto extraña después de varios días atípicos que, no para siempre, uno querría prolongar.
Dormir, dormir, tal vez soñar.
(del diario somnoliento de un jardinero, marzo de 2008)