sábado, 30 de junio de 2007

Fusiones


para neves de ontem

Pat Metheny (pronúnciese "mezíni") es un innovador del mundo jazzístico. No ha habido fusión de estilos en la que no haya participado (quizá le faltó, sólo, no haber participado con Paco de Lucía, Al di Meola y John Mc Laughlin en aquella reunión histórica de los tres guitarristas). Por lo demás, es seguramente el heredero más directo de Charlie Christian y Wes Montgomery, no tanto por su estilo (aunque su instrumento de trabajo es la guitarra eléctrica también, y no pocos sintetizadores y aparatos electrónicos, además) como por su enfoque. Metheny es de los que se apunta a un bombardeo sonoro del tipo que sea. Ha vivido los mejores tiempos del jazz-pop-rock con Joni Mitchell, participando en alguno de sus discos y en aquel concierto famoso (Shadows and light) compartiendo cartel con la propia Joni, el bajista Jaco Pastorius y el saxofonista Micheal Brecker, recientemente desaparecido. Ha tocado innumerables veces con Gary Burton, fabricando sonidos que sólo pueden salir de mentes abiertas y de instrumentos excelentemente manejados. Últimamente ha integrado sus composiciones con la agresividad de ataque de Brad Mehldau, con el que ya ha grabado dos discos a cual mejor. Se ha sentado también unas horas en su estudio, él solo, con su guitarra barítona para ofrecer uno de los unplugged más sugestivos de los últimos tiempos.

¿Es jazz lo que toca? Ciertamente su música bebe del jazz pero también de muchas otras fuentes. Y, desde mi punto de vista, una de las bases jazzísticas ineludibles, el blues, le resulta un tanto ajeno (incluso más que a Keith Jarrett, que ya es decir). Este tipo de músico se ha basado en estructuras y ritmos jazzísticos, no cabe duda, pero también (y a veces, sobre todo) en otros muy diversos. Jarrett posee una solidísima formación clásica (ha grabado El clave bien temperado de Bach y diversas suites para teclado de Haendel) y Metheny recibe como propios los vientos cálidos de la música latina (con 18 años ya era profesor de guitarra en la Universidad de Miami y no cabe duda de que los ritmos brasileños y caribeños tienen gran influencia en su música; lo atestiguan sus diversas grabaciones con músicos latinos, Milton Nascimento entre ellos).

No gusta a todo el mundo, o debería decir que no siempre gusta a los mismos. Es de suponer que cuando se tienen tantos registros diferentes se hace difícil que todo el público acepte, siempre, todo lo que el músico crea. Pero si se le escucha con el ánimo dispuesto debe reconocerse que Metheny es un genio de la guitarra, haga lo que haga. Así que, con todos ustedes...

[el testimonio que aporto aquí es, cuando menos, curioso. Se trata de una intervención de Metheny en una TV japonesa. Primero interpreta Stranger in town, un pequeña exhibición. Después charla (intérprete mediante) con el presentador y un guitarrista japonés: ahorro a los visitantes la traducción de los chistes, mi japonés está un poco oxidado. Metheny indica cómo coge la púa, una costumbre de cuando empezó a tocar y que da un sonido más "redondo", señala que lo primero que se toca en EE.UU. es House of rising sun (y no Juegos prohibidos, que inicia el japonés), se atreve a un dúo que demuestra con qué facilidad improvisa, y termina declarando su respeto y admiración por el que considera su guitarrista favorito: Wes Montgomery, cuya música de fondo cierra el programa. Arigato Metheny san]

viernes, 29 de junio de 2007

Madrí, Madrí, Madrí

Eso dice el "chotís". Y es mucho Madrid. Viniendo desde fuera me doy cuenta de que me he desacostumbrado al tráfico, a los ruidos, al lío de vivir en una capital que no es precisamente limpia ni ordenada, aunque tiene el encanto de un poblachón grande que ha crecido sin mucho tino.

Paso un rato en una librería, paseo después por Chueca y aledaños viendo el ambiente, quedo con un amigo, hacemos unas compras, nos vamos a otra parte en la que poder comer sin tanto jaleo. De postre entramos en dos papelerías y compramos un par de estupideces que nos van a recordar este día: un cuaderno, unos tinteros.

De vuelta a casa (lo fue en tiempos porque yo nací en este poblachón) leo un par de horas, sin interrupción. Escribo un rato, de aquí sale algo, seguro. Luego me conecto. Compruebo que los amigos han pasado por esta bitácora y han dejado mensajes de aliento. Lo agradezco, me emociona la presencia de, sobre todo, esa gente que, como dice uno de ellos, sólo intuyo. Pero sé que están ahí.

Escribo estas líneas. Dentro de un momento daré la orden de "publicar entrada". Luego, a dormir, quizá con un poco de música para dejarme ir por esta noche.

No sé, a veces la vida (o quizá siempre) consiste en estas minucias que la llenan y nos ofrecen lo mejor de sí y nos ponen en contacto con los otros. O con la ciudad que me perteneció un día, Madrid, Madrid, Madrid y que hoy he recobrado momentáneamente. O con esa luna llena que la preside esta noche.

(del diario de un jardinero, ¿es julio ya?, de 2007)

jueves, 28 de junio de 2007

Alivio

Estaba a punto de escribir que la vida, a veces, produce situaciones singulares como esta mía ahora. En las que el alivio se mezcla con algunos sentimientos más complejos y otros asuntos que no vienen al caso, por ejemplo, tiempo libre imprevisto que no se puede aprovechar como se quiere o la súbita posibilidad de ver a algún amigo cuando no se espera tal cosa.

Pero no lo escribo, no. Es que la vida es justamente eso. Un "revoltillo de amenidades" como se llamaba la sección de pasatiempos de no sé que publicación ya extinta. Se verá: llamo a A. para felicitarla por su cumpleaños y me dice que su ex (cincuentón, como yo) ha muerto repentinamente. La muerte, ya se ve, omnipresente. Pero no de quien se espera sino de uno cualquiera, cogido al azar, uno que puede ser uno mismo.

¿Alivio? No se sabe por qué. Al fin y al cabo estamos pendiendo de un hilo. Pero por esta vez la tijera no se detuvo en el nuestro.

(del diario de un jardinero, junio 2007)

martes, 26 de junio de 2007

El gran silencio

Ocupado, preocupado, tenso. Así, y por motivos bien razonables y comprensibles. Pero no como para proclamarlos a los cuatro vientos. Conviene mejor el silencio. Un gran silencio.

(del diario de un jardinero, junio de 2007)

viernes, 22 de junio de 2007

De la amistad

Me sería difícil escribir un tratado sobre la amistad. Ni falta que me hace. Tengo amigos, que demuestran serlo por medio de pequeños detalles. Llevo varios días (y algunos de los sujetos saben que hablo de ellos) dándole vueltas a estos asuntos de la amistad. A veces de muchos años, a veces virtual (de momento) y obtenida gracias a estas bitácoras. En otras ocasiones, personas recientes que ofrecen lo que tienen sin esperar nada a cambio. La lista no es larga, pero si pudiera estudiarse su densidad (una especie de fórmula de intensidad per capita) se vería que hay zonas de mi universo que parecen estrellas de neutrones, de densidad altísima. No creo merecer tanto. Pero no quiero menos.

De pronto, mientras estos pensamientos me ocupan, suena el teléfono y surge la voz de un amigo (sigue siéndolo) desaparecido (más bien desaparecí yo) hace décadas. Nos veremos mañana. Es increíble cómo a veces se conjuga todo.

(del diario de un jardinero, junio, verano ya, de 2007)

miércoles, 20 de junio de 2007

martes, 19 de junio de 2007

El jardín abandonado


Me recuerdo a mí misma hace ya mucho
y cuántas veces bajo el sol
solía correr, saltando como una niña,
al jardín ha tiempo abandonado.


Macizos y caminos casi habían desaparecido
y donde la pala había cavado
la Naturaleza había hecho brotar las hierbas más verdes
para dejar claro su derecho.

.................................

Los árboles entremezclaban sin ton ni son sus ramas
y lanzaban sus rebrotes por doquier
manteniendo lejos a las ovejas y al pastor
pero no a aquella niña feliz.


ELIZABETH BARRETT BROWNING
(Traducción de FPC)

lunes, 18 de junio de 2007

La vida misma

Hay días que son un paradigma, un ejemplo cabal de lo que hay y lo que somos. Hoy, por ejemplo (y el hecho de que lo elija no lo hace especial, demuestra, por el contrario, que cualquier día es así). Uno anda a sus cosas: y son muchas. Un nuevo ayuntamiento y nuevas expectativas (por fin), el árbol y el jardín árabe, algunas ideas sobre Lastanosa que siguen flotando en el ambiente (o sea, mi cráneo), un disco de Brahms que voy persiguiendo y que no encuentro, mis hijos, cada uno en lo suyo, vacaciones de verano a la vista y mapas de carreteras desplegados, M. que hoy no se encuentra demasiado bien (nada preocupante), un examen que se aproxima...

...y de repente, debo ir al tanatorio porque ha muerto el padre de una compañera. Todo se detiene porque eso es lo que ocurre. Que la vida se para.

Vamos. Pésames, un momento de conversación y de tópicos. Un beso de despedida. Allá quedan con su dolor mientras nosotros volvemos a nuestro azacaneo diario. El Ebro pasa, pardo y turbio, al lado del tanatorio. Lo cruza una cigüeña, rasando muy bajo, con una culebrina en el pico. El alimento de una cría que vive en una torre dispuesta por las autoridades en la zona inundable del cauce. Metáforas, río y ave, del transcurso del tiempo y de la vida. Todo un poco absurdo y estúpido. Todo conocido y cercano. Lo vulgar, la emoción, lo habitual, lo que nos desgarra. La vida misma.

(del diario de un jardinero, junio de 2007)

viernes, 15 de junio de 2007

Compañero del alma

No creo que mi amigo A. se moleste si digo que es un poco torpe con estas cosas cibernéticas, él mismo lo reconoce. A pesar de eso, ha decidido introducirse en este mundillo de las bitácoras y ha puesto en marcha la suya que, como no podía ser menos, tiene que ver con la escritura y la pintura. Porque las dos cosas, además de tocar la guitarra y contar chistes de auténtica carcajada, hace: escribir y pintar, más lo segundo ahora que lo primero.

No sé hacia donde su irá su cuaderno cibernético ni qué cosas piensa escribirnos en él. Pero serán asuntos bien expresados, meticulosamente preparados y muy personales, de eso estoy seguro. No descarto que haya algún que otro dardo en la palabra de los que él gusta y que nos hacen pasar muy buenos ratos desde hace casi un cuarto de siglo, el tiempo que nos conocemos.

Así que, invito a todos a conocer su bitácora, de momento leve y casi transparente, y que, a buen seguro, irá creciendo con el tiempo. A mi amigo A. sólo puedo parafrasearle estos versos que él y yo hemos leído juntos más de una vez, pidiéndole que escriba

que nos tienes que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero

jueves, 14 de junio de 2007

Highway 61 awarded

girl from the north country blowin' in the wind masters of war a hard rain's a-gonna fall don't think twice it's all right oxford town talkin' world war iii blues corrina corrina honey just allow me one more chance i shall be free the times they are a-changin ballad of hollis brown with god on our side one too many mornings north country blues boots of spanish leather when the ship comes in the lonesome death of hattie carroll restless farewell all i really want to do black crow blues spanish harlem incident chimes of freedom motorpsycho nitemare my back pages i don't believe you she acts like we never have met it ain't me babe subterranean homesick blues she belongs to me maggie's farm love minus zero no limit outlaw blues on the road again mr. tambourine man gates of eden it's alright ma i'm only bleeding it's all over now baby blue like a rolling stone tombstone blues it takes a lot to laugh it takes a train to cry from a buick 6 ballad of a thin man queen jane approximately highway 61 revisited just like tom thumb's blues desolation row rainy day women pledging my time visions of johanna one of us must know sooner or later i want you stuck inside of mobile with the memphis blues again leopard-skin pill-box hat just like a woman most likely you'll go your way and i'll go mine temporary like achilles absolutely sweet marie 4th time around obviously believers sad eyed lady of the lowlands john wesley harding i went out one morning i dreamed i saw st. augustine all along the watchtower the ballad of frankie lee and judas priest drifter's escape dear landlord i am a lonesome hobo i pity the poor immigrant the wicked messenger down along the cove i'll be your baby tonight girl of the north country nashville skyline rag to be alone with you i threw it all away peggy day lay lady lay one more night tell me that it isn't true country pie tonight i'll be staying here with you all the tired horses alberta i forgot more than you'll ever knowdays of 49 early mornin' rain in search of little sadie let it be me little sadie woogie boogie belle isle living the blues like a rolling stone copper kettle gotta travel on blue moon the boxer quinn the eskimo the mighty quinn take me as i am take a message to mary it hurts me too minstrel boy she belongs to me wigwam alberta tangled up in blue simple twist of fate you're a big girl now idiot wind you're gonna make me lonesome when you go meet me in the morning lily rosemary and the jack of hearts if you see her say hello shelter from the storm buckets of rain on a night like this going going gone tough mama hazel something there is about you forever young dirge you angel you never say goodbye wedding songbilly cantina theme workin' for the law bunkhouse theme river theme turkey chase knockin' on heaven's door final theme hurricane plus hundreds more and millions of people humming and singing and loving your songs thank you bob

miércoles, 13 de junio de 2007

Fábula

Ayer se presentó el número 22 de la revista Fábula, universitaria sí, pero con ganas de ser algo más. Ya su larga andadura permite hablar de éxito, pero no sólo el tiempo da la medida de lo que vale. La lista de firmas es larga y abunda en personajes literarios de primera. Mencionar a algunos es siempre odioso por los que no se mencionan (y, razonablemente también, por los mencionados porque no todos los aprecian en igual medida) pero en el buen entendido de que algunos nombres espigados dan una cierta pista acerca del contenido y las intenciones del receptáculo, basten los de Andrés Neumann, José Jiménez Lozano, Bernardo Sánchez, Andrés Barba, Fernando Schwartz, Luis Alberto de Cuenca y Juan Manuel de Prada. Súmese a estos una colección más que amplia de escritores locales o regionales, algunos conocidos fuera y se tendrá una idea de la enorme labor que la revista, sus patrocinadores y los que la mantienen con vida número tras número (María Luisa Lázaro y Eugenio Sáenz de Santamaría, muy notoriamente) llevan haciendo desde hace tiempo, diez años ya.


Luis Alberto de Cuenca actuó ayer de padrino literario, lo que le sirvió así mismo para dar pistas sobre su obra, recitar unos versos sentidos y significativos (la "lola muerta en un ford", por ejemplo) y explicar con muy buen juicio en qué consiste, para él, escribir poesía. Un rato impagable, en el mejor estilo literario, reposado e irónico, en una tarde de martes de calor y expectativas municipales en Logroño.


Gracias a los buenos oficios de Carlos Villar Flor, director de la revista, tuve la oportunidad de presentar al presentador, a quien sólo conocía por sus quehaceres literarios. Pero parece que no lo hice mal y salvo una broma amable, y merecida, acerca de unos versos de Persio-Cuenca, la velada resultó muy bien (como el resto del día, con la comida y la sobremesa) y unos cuantos terminamos tomando unos vinos por El Laurel y hablando del día y sus afanes, sacando además a relucir otras afinidades que no sólo eran el Madrid de los 50 y los mismos barrios en que jugamos de niños, sino otras muy sustanciosas como por ejemplo la común admiración por la obra de Mervyn Peake, cuyo Titus Groan, primera parte de su trilogía, bastaría para hacerle un no pequeño hueco en la literatura fantástica universal del siglo XX.

lunes, 11 de junio de 2007

Con los pies en el agua

Una escapada para ver el mar no lejos de Santoña. Un paseo por la playa de Berria, casi solitaria en un domingo en que la televisión deportiva gana adeptos a la raqueta, a los motores de alto rendimiento. La maravilla del agua fresca, ya no helada del invierno, está, sin embargo, ahí, mojando los tobillos, y más, a quien se atreva.

Baja la marea y el agua se va perdiendo como por un sumidero hondo y desconocido. En el horizonte, un racimo de nubes cada vez más negras que arrojan rayos al agua. De tanto en tanto, llega a la orilla el retumbar de truenos. El Dueso, de infaustos recuerdos para tantos, sigue teniendo su posición privilegiada sobre la bahía que se abre en una arena inigualable. Ser preso ahí es ser preso dos veces.

El agua va y viene y mañana seguirá viniendo y yendo cuando yo esté de vuelta. No sólo nos precedieron y nos sobrevivirán las cucarachas, sino también la geología animada nos precedió y nos sigue. Insoportable levedad, seguramente diría Kundera. Para nosotros no hay más. Somos eso. Levedad que las olas baten y habrán de batir unos denostados insectos.

(del diario de un jardinero, junio de 2007)

viernes, 8 de junio de 2007

¡Más novelas, es la guerra!

Así, por ejemplo, con el grito parafraseado de los Marx, se puede iniciar un nuevo proyecto. Bienvenido sea, a ver adónde nos lleva.

lunes, 4 de junio de 2007

Magias

Había pensado digitalizar sólo la portada. Pero al colocar el forro en el escáner me di cuenta de que no podía ser: contraportada, lomo y una de las solapas (la otra sobresalía demasiado) formaban un todo inseparable.

Creo que puede verse lo mucho que esa solapa ha protegido el libro. Los de esta colección (Libros Reno, ya se ve) eran de Ediciones G.P., distribuidos por Plaza & Janés. Eran de papel malo, con una letruja casi imposible de leer y páginas y páginas de gozosa aventura por delante.

Mi abuelo, que como ferroviario recorrió de continuo la línea entre M. y B., tuvo que detenerse muchas veces en S., un pueblito un poco áspero, con ciertas ínfulas de ciudad episcopal y una postguerra poco agradecida. En la época en que todavía no era corriente, mi abuelo alquiló una casa y empezó a veranear entre viaje y viaje, cogiendo el tren que pasaba por (casi) la puerta de su casa. Allí se conocieron mis padres, de modo que cuando me señalan lo bobo que me pongo con los recuerdos de aquel pueblo, olvidan que me debo a él, literalmente.

Más adelante, mi abuelo compró una casa, en la que yo pasaba algunas noches durante el verano, admitido en medio de aquella sobriedad (y puede que tristeza) que le hacía llevar una vida rígida y en la que yo entraba, como nieto mayor y entonces muy niño, con la intención de romper la severidad del personaje. Cuando murió, mis padres compraron la casa a los demás herederos y nos trasladamos allí cada verano a lo largo de muchos años.

Decir verano, entonces, era otra cosa. Hoy observo que mis sobrinos, los hijos menores de mis amigos, van a campamentos (cercanos a su casa) y disponen de unas vacaciones fraccionadas y, seguramente, a su gusto. Entonces nos llevaban a S. (a mí y a mis hermanas, pero todos los que veraneaban allí hacían lo mismo) "por San Pedro". Y allí nos quedábamos hasta finales de septiembre, cuando comenzaba el colegio.

En aquella casa que había sido de mi abuelo, mis padres fueron acumulando, como era habitual para esas casas de verano en los pueblos, todo lo que no encajaba en Madrid. La casa era un batiburrillo de objetos que disfrutaban así, de una segunda vida. Algunos de esos objetos eran libros.

En el salón-comedor (la expresión es excesiva para una habitación grande que tenía el suelo y el techo correspondiente abombados en la zona del comedor y una decoración general rústica y desangelada) había dos nichos a modo de estanterías. Unas cuantas baldas acomodaban unas ristras de libros que no por bien ordenados ocultaban su ramplonería. Había novelas baratas, muchos ejemplares de Selecciones, un gran diccionario (el más grande que he visto en mis días: muchos años después compré un Webster completo y no era tan voluminoso) y algunos libros que formaban colección. Eran los "reno". Espigo en mi memoria algunos títulos y casi todos hoy se ven publicados en ediciones mucho más lujosas y atractivas: El hombrecillo de los gansos, La venus de las pieles, Shangai Hotel, La hora veinticinco, El enamorado de la osa mayor. No los leí todos. Cuerpos y almas, por ejemplo. O El alma se apaga. Pero devoré algunos de los que he citado y compré, no mucho tiempo después, unos cuantos más. Casi todos los de Knut Hamsun que leí estaban en esa colección: Hambre, Un vagabundo toca con sordina, Bajo las estrellas de otoño. Papini estaba en Gog. Tagore en Gora. Mann en La montaña mágica y en Los Buddenbrook.

Nunca es tarde para reflexionar acerca de la magia en que consiste la vida. Y hay muchas clases. Buena parte de ella consiste, sin más, en vivir y en saberse vivo. Pero hay otras. Y una magia persistente, lo tengo por seguro, no requiere más que volver la vista atrás y reconocerse en lo sucedido que nos ha hecho como somos. Un ferroviario decide un buen día detenerse en un pueblo. Piensa que será un buen lugar para el veraneo de sus hijos. Lo es después, y mucho, para sus nietos. Alguien compra unos libros baratos. Los lee, quizá no le gustan, tampoco los alaba. Sencillamente los coloca en una estantería. Y un verano tras otro, en los tres meses interminables, alguien saca tiempo (y a escondidas muchas veces, por miedo a que le nieguen ese placer) y los lee. Entre escapadas a las eras, pesca de cangrejos y excursiones en bici para bañarse en un río helado, saca tiempo para ensimismarse y viajar a otros lugares, mucho más lejanos. Es el azar el que nos forma: y va dejando su firma como recuerdos que, al hacerse presentes, en sus vicisitudes, nos dicen con claridad y firmeza quiénes somos.

Compré hace un par de años la bonita edición con nueva traducción de La montaña mágica. Pero me temo que nunca llegue a leerla: Hans Castorp, Settembrini, Naphta, Clawdia Chauchat, Joachim habitan otro libro.

sábado, 2 de junio de 2007

La nostalgia del regreso

Siempre me ocurre lo mismo. Nunca sé si debería marcharme el primero o el último. Si el primero, los demás seguirán un tanto sin mí: será una vida distinta en la que nunca tendré hueco. Si el último, sentiré la tristeza de verlos partir a todos y la nostalgia de los días pasados con ellos, del tiempo transcurrido, se hará aún más fuerte. Nunca sé qué hacer cuando se trata de despedirse.

(del diario de un jardinero, junio, ya, de 2007)