lunes, 5 de febrero de 2007

Heterotopía

He pasado unos días fuera. Dar una conferencia me ha llevado a I., ciudad fronteriza. Rodeada de otras que también lo son. Desde el aire, todo es más o menos claro. Con un plano cerca, o habiendo visto uno, se puede fácilmente trazar una raya que separa lo que la política internacional considera diferente.

A ras de suelo, la cosa cambia mucho. La gente va y viene y ya que no hay diferencias sustanciales de paisaje, nunca se sabe con exactitud dónde está uno. Al adentrarse se va marcando la diferencia y se obtiene ya una visión más ajena, lo que no deja de ser paradójico porque en realidad somos nosotros los que nos adentramos y, por tanto, los ajenos: ellos ya estaban allí y no se han movido.

La zona no es un modelo de urbanismo mínimamente pensado. Es un caos en el que se mezclan las marismas con la estación internacional, el aeropuerto con las urbanizaciones, los aparcamientos con las murallas antiguas, los montes nevados del fondo con las aguas tranquilas del mar que está en retroceso... Caos y confusión en medio de los cuales todos viven sin preguntarle al vecino de dónde viene ni adónde va. Una buena lección de convivencia.

Foucault, seguramente, se refería a este tipo de espacios cuando hablaba de sus heterotopías. Lugares cuya utopía consiste en ser diferentes. Sitios de nadie. Tierras mezcladas, híbridas, enloquecidas incluso. Posiblemente, tierras en las que uno no se queda pero en las que muchos viven. Lugares donde el mestizaje es posible. Como en todos los puntos de encuentro.

1 comentario:

XY51 dijo...

Quizá si diferentes, pero lo que describes tieme mas que ver con eso que se ha llamado "no lugar" durante los últimos lustros, que con un lugar utópico.

La experiencia demuestra como de alguna manera estos lugares en que todo se mezcla sin ningún orden terminan siendo un nido para la corrupción urbanística.

No soy muy amigo de normas, pero en el caso de urbanismo cada vez soy mas consciente de que son absolutamente necesarias si no queremos ver como acaba todo nuestro territorio convertido en tierra de nadie.