miércoles, 10 de octubre de 2007

Amistad (¿o amor?), exigencia, creación literaria

Pero aun la dedicatoria más extensa es una manera bastante incompleta y trivial de honrar una amistad fuera de lo común. Cuando trato de definir ese bien que me ha sido dado desde hace años, advierto que un privilegio semejante, por raro que sea, no puede ser único; que debe existir alguien, siquiera en el trasfondo, en la aventura de un libro bien llevado o en la vida de un escritor feliz, alguien que no deje pasar la frase inexacta o floja que no cambiamos por pereza; alguien que tome por nosotros los gruesos volúmenes de los anaqueles de una biblioteca para que encontremos alguna indicación útil y que se obstine en seguir consultándolos cuando ya hayamos renunciado a ello; alguien que nos apoye, nos aliente, a veces que nos oponga algo; alguien que comparta con nosotros, con igual fervor, los placeres del arte y de la vida, sus caminos insólitos y nunca fáciles; alguien que no sea ni nuestra sombra, ni nuestro reflejo, ni siquiera nuestro complemento, sino alguien por sí mismo; alguien que nos deje en completa libertad y que nos obligue, sin embargo, a ser plenamente lo que somos.

Marguerite Yourcenar, Cuaderno de notas a las Memorias de Adriano
Trad.- MARCELO ZAPATA

Nunca he llevado encima papelito con frase alguna, salvo ésta, que ocupó un pliegue de mi billetera durante unos años. Y sólo hoy, al teclearla, me fijo en que la traducción no es de Cortázar, como daba por sentado. Lo habría jurado. Se ve que hay equívocos que perduran vidas, o casi. Quizá sean eso, la vida.

9 comentarios:

Sir John More dijo...

Qué bueno, FPC, y qué bien escribía Yourcenar. Describe nuestro llanto por la soledad, nuestro último rastro de esperanza, ese deseo desesperado de libertad que nos asalta en los momentos en que miramos y vemos. Benditos equívoco el tuyo... Un abrazo.

FPC dijo...

Así me lo parece, sir, creo que Yourcenar fue una de las grandes plumas del siglo pasado y me ha dado muchas horas de placer. Y vaya, viene a cuento de una cosa que acabo de leer en una entrada tuya acerca de tu "aversión a Vargas Llosa" a la que no he dejado comentario porque ya era antigua y no quería hacerme pesado. Estoy contigo salvo en una cosa: en que el error resida en nosotros. Para mi gusto, Vargas Llosa tiene un tremendo oficio (¡sólo faltaba!) pero carece de ritmo interno. Su prosa es un poco ortopédica. Y todavía, cuando la estructura no le falla, la novela se sostiene, pero cuando flojea... Es una opinión, claro, pero conozco a alguna persona que tampoco se ve envuelta por sus redes narrativas. De Vargas, lo mejor que he leído fue esa famosa introducción a Madame Bovary que publicó Alianza hace muchos años. En cambio, un artículo famoso que escribió dos años antes (y que volvió a publicar El PAÍS cuando a Coetzee le dieron el Nobel) mostraba que no había entendido nada de Elizabeth Costello y de la ficción que el sudafricano había compuesto para darnos, descarnado, un modo de ver la realidad. Y en cuanto a su postura sociopolítica personal... mejor no hablar. Para mí V. Ll. es bastante maniobrero, ha evolucionado de un modo poco comprensible. Lo que también es otra opinión.
Un abrazo y gracias por pasar.

Cerillo dijo...

Esta lectura que nos descubre sirve para volver a apreciar que en la buena amistad prima el ayudar sin entrometerse y si se da el caso entrometiéndose cuando es para ayudar

Me hubiera gustado ser de los que subrayan libros y recuerdan centenares de citas para poder escribir como Vila Matas libros rellenos de curiosas citas falsas.

Por otra parte parece que ahora nadie quiere ser amigo de nadie tal como se entendía que debían de ser los amigos. Prima ahora el contrato con un debe y un haber clarito y cláusula de rescisión baratita.

Neves de ontem dijo...

Cuanta razón tienes, Cerillo, qué pocos amigos quedan cuando uno atraviesa por una circunstancia adversa.

Estoy de acuerdo con FPC en que las traducciones de Cortázar eran tan buenas que uno hasta desea haber leído las suyas y no las de otros traductores. Mi edición de este libro es la baratilla de Folio y tiene despegada la portada y parte de las hojas. Quizás sea uno de los condenados en mi próxima mudanza.

FPC dijo...

Gracias cerillo y neves por pasar, sabéis que se os aprecia por aquí. Y no os falta razón en vuestros comentarios: hay demasiado de intercambio en nuestras relaciones. Y lo que ocurre con Cortázar es que las suyas eran tan buenas (Memorias de Adriano, sí pero también, por ejemplo, los cuentos de Poe) que lo bien traducido parece que debiera ser de él también. Abrazos.

francisco aranguren dijo...

He copiado, reducido e impreso la cita y ahora la llevo guardada en un pliegue de mi cartera. Pero quizás sea un equivoco pensar que esas cualidades son necesarias (sine qua non) en el amor o en la amistad. Son cualidades que proceden de un "saber amar" y por tanto de un "saber". Es algo para una selecta minoría (la intelectualidad del amor que propone MY, corresponde a una relación altamente espiritual con su compañera). Y amar, aman todos, sabia o neciamente. E igualmente, los que son amados reciben el buen y el mal amor.
Guardo pues la cita, pero como "ideal" realizable y constatación de algun acercamiento a ese ideal como exigencia propia. Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Llevaba yo dándole vueltas a la cita no poco tiempo. Porque había en ella una perfección tal que, de algún modo, anulaba lo que supongo la Yourcernar pretendía al escribirla. A la vista de lo que tan certeramente apunta el Sr. Aranguren, me atrevo ahora a comentar que, en efecto, iban por ahí los tiros. Me daba un poco de miedo en ella ese tono aristocrático que la envuelve. Esa excelencia. Supongo que me pasa -no sé si a Vds. también- ante toda belleza perfecta. Me abruma (mal de altura o mal del Sthendal). Uno, infinitamente elemental, le pide cosas menores -aunque no menos importantes- a quien le acompaña. Porque no está seguro, supongo, de estar tampoco a la altura.

Ah, y queridos Paco y Sir John, no me maltraten así al Señor Vargas Llosa. Sus méritos literarios pueden considerarse excelsos o sólo importantes, pero nunca, a mi juicio, menores. Y sin evolución política, ¿dónde andaríamos todos a estas alturas? Dicho lo cual, no me agredan a cuatro manos. Vayan por orden, en cola. Que aquí les aguarda su sparring. Buen encajador y, por el momento, con escaso ánimo discutidor.

Una abrazo fuerte.

FPC dijo...

Querido JC, sólo por no dejar pasar la ocasión: VLL no es de mis favoritos, eso ya se ve, pero política y literatura van por lados distintos, quizá inextricablemente unidos al final. Me explico. Sobre su postura política, tan criticable como la mía, no he dicho nada, sólo que no me gustaba su deriva. Pero decir más requeriría un tiempo que no tengo ahora: dejémoslo para una discusión más pausada en mejor ocasión. Pero de su literatura sí he dicho algo y me parece defendible. Leyéndolo, tengo la impresión de que su prosa tiene un ritmo que no me agrada, que me cuesta seguir. Pero además, como a cualquier artista (los músicos son un ejemplo muy claro) le distingue el repertorio. Y su repertorio no me llega tampoco. Cuando la estructura narrativa le acompaña, pase, pero cuando ésta flojea... me deja más bien indiferente. Lo que no quita para que otros tengan otra opinión. Sólo me queda añadir que da la impresión (algún día te contaré en persona por qué) de que está sumamente atento a mantener una pose, lo que seguramente incluye su pensamiento político y también su estilo literario. Y digo que lo parece, que da la impresión, no que lo sea. Aunque da que pensar que desde fuera algunos, no soy yo solo, lo percibamos así. Pero como tampoco estoy de mucho ánimo discutidor, basta con esto.

Aranguren, no digo que no a esa cuestión del amor ideal. Pero ¿no se trata de que el amor sea algo de una excelencia tal que supere a todo lo demás? No digo alcanzable, pero sí algo a lo que se tienda. Desde ese punto de vista, MY está muy lejos de mi realidad vital pero los deseos que expresa pueden muy bien ser los míos también (con algunos matices). De ahí que me metiera en la cartera el susodicho papelito (era mucho más joven y mi vida sentimental no era precisamente satisfactoria), como quizás tú ahora. Me limito a añadir otro aspecto que me parece que no ha salido aquí: cuando se llega a semejante altura literaria, reconocida en todas partes del mundo (traducciones, premios, reconocimiento): ¿se puede seguir escribiendo sin traicionarse a sí mismo? ¿No pasará el escritor, en este caso MY, por la tentación de ofrecer una imagen muy mejorada de uno mismo? ¿Podría una frase como la que traje a colación responder, siquiera levemente, a una intención espuria?

Un abrazo a los dos y gracias por vuestros apreciadísimos comentarios.

marideliwes dijo...

Veo que seguís discutiendo el tema (en el buen sentido de la palabra, se entiende). A mi también es un texto que me mosquea :-) No me imagino yo a un hombre buscandome en los libros nada :-) A una mujer si. Perfectamente. Millones de mujeres creo que aman así. Qué haya suerte :-)