martes, 2 de octubre de 2007

Manuel Hidalgo


El libro premiado (Lo que el viento mueve) no es, naturalmente este que aparece aquí. Lo que se ve, en realidad un cuadernillo de 32 páginas, en blanco, lleva en una de sus solapas interiores la invitación que cursaron los organizadores para la cena de gala en la que se otorga el premio. Ayuntamiento de Logroño, Fundación Caja Rioja y Algaida Editores son los responsables del invento: del premio y de tan singular invitación.

Casi a las diez y media de la noche Jorge Edwards leía el fallo del jurado. El nombre de Hidalgo circulaba por todos los medios y una agencia de prensa ya lo había desvelado. Fue una lástima que los demás miembros del jurado (Vallvey, Martínez de Pisón, de Prada y de Cuenca) no estuvieran presentes. Al parecer un viaje ineludible del alcalde pospuso la presentación en público del ganador (la reunión y votación definitiva se celebraron el 27 de septiembre) y salvo el presidente los demás no pudieron quedarse.

Por lo demás, discursos varios (Tomás Santos, el alcalde socialista, demostró lo generoso y educado que es al mencionar por su nombre al anterior alcalde, Julio Revuelta, uno de los que más se empeñaron en la creación del premio), muchas caras conocidas del mundillo logroñés cercano a la literatura y un ambiente agradable en el Riojafórum logroñés.

De la novela, claro, no sabemos nada, salvo lo que dijo el autor sin querer desvelar detalles ni matices. Una historia urbana con sus vericuetos y sus horizontes pesimistas. Según Hidalgo, ha intentado también una cierta fotografía, o retrato, de la situación actual española. Hay que confiar, y no será difícil hacerlo, en que la novela sea abiertamente mejor que la cena de gala ofrecida a lo largo del acto por los sobrevalorados hermanos Echapresto. Mal servida, escasa y bien corriente. Mucha gala y pocas nueces.

2 comentarios:

amart dijo...

Sólo espero que la novela esté por encima del ágape. Y no sé. Sólo conozco a Hidalgo por alguna de sus columnas y... qué quieres que te diga.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

¿Recordáis hace años que Manuel Hidalgo junto con Inka Martí -hoy señora de don Jacobo Siruela, el de los Alba-, presentaba un programa de sobremesa en el que se hablaba de cultura y cuya sintonía de cabecera era un extracto de la banda sonora de La misión? Eran otros tiempos, otros programas de sobremesa. Desde entonces le tengo al personaje cierto apego, aunque reconozco que tras leerle una novela erótica que publicó en La Sonrisa Vertical, tras saberle subdirector de El Mundo y después de comprobar la insulsa redacción de sus columnas, le he perdido parte de aquella simpatía.
Un abrazo.