jueves, 1 de noviembre de 2007

Los muertos

a M.

Paseando el otro día por Madrid, vi a una chica que esperaba a alguien. No miraba impaciente, no jugaba con su móvil, no se atusaba el pelo, no paseaba. Apoyada en una esquina, con la pierna izquierda levemente levantada y apoyada la suela del zapato en el ángulo que la pared formaba con el suelo, ajena al revuelo que había a su alrededor, tarde de sábado, zona comercial, centro de la ciudad, leía.

Sus dedos dejaban ver el libro y en su portada, en una edición tan nueva como la chica misma, estaba escrito: James Joyce, Dublineses. Valgan las últimas frases de ese libro singular para estos días de otro ajetreo que apenas significan nada:

Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos.

(del diario de un jardinero, uno o dos de noviembre de 2007)

10 comentarios:

amart dijo...

Ya es raro ver hoy a alguien, y más si es joven, leyendo a Joyce. Pero parece que los hay.

Cerillo dijo...

Creo que tuvo un espejismo. Beba mucha agua.

Sir John More dijo...

¿Crees que es bueno para la salud de esa chica leer estas cosas? Con lo bien que estaría mandando mensajes con el móvil... Y no digo ya convertida en ameba... Abrazos nevados.

Portarosa dijo...

Qué final. No lo recordaba, ya. Qué maravilla.

Le veo futuro, al Joyce ése...

Un abrazo.

FPC dijo...

Espejismo o no, me lo pareció: leía a Joyce. Salud, salud, se la veía "mu" saludable, que queréis que os diga.
Un abrazo a todos y gracias por pasar.

Anónimo dijo...

Pues a mi me extrañaría mucho más ver a un chico...´
Las chicas -creo- se interesan por conocer.

Saludos

FPC dijo...

Luna, aquí la extrañeza no tiene que ver con el sexo, sino con la edad, más bien. Resultó ser una chica pero al escribir la entrada me pregunté ¿dirías lo mismo de un chico? Me respondí que sí y lo dejé tal cual estaba.
Saludos.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Casualmente -y digo casualmente, porque nada sabe de estas bitácoras-, me envíó hoy un amigo un correo en el que me habla de la película de Huston sobre esta obra de Joyce y, en particular, de una balada que en ella se canta. "No puedo evitar que se me empañen los ojos cuando oigo la balada que canta Angelica Huston". Y me la adjunta en inglés. Yo la he encontrado traducida -aparentemente bien traducida-. Dice así:

Promesas rotas

Es tarde.
Anoche el perro hablaba de tí
El pájaro hablaba de tí en el profundo pantano.
Decía que tú eres el ave solitaria a través del bosque
y que probablemente sigas sin pareja
hasta que me encuentres.
Que me diste tu palabra
y me mentiste
y que estarías junto a mí
cuando se reunieran los rebaños.
Te llamé con un silbido y trescientos gritos,
pero allí no había más que
un corderillo balando.
Me prometiste algo difícil de conseguir:
un barco de oro bajo un mástil de plata,
doce ciudades,
cada una de ellas con un mercado
y un bello patio blanco al lado del mar.
Me prometiste algo que no es posible:
que me regalarías unos guantes de piel de pescado,
que me regalarías unos zapatos de piel de pájaro
y un vestido de la mejor seda de Irlanda.
Mi madre me dijo que no hablara contigo,
ni hoy, ni mañana, ni el domingo,
pero eligió un mal momento para decírmelo:
fue como cerrar la puerta
cuando ya habían robado la casa.
Tú me has dejado sin este.
Tú me has dejado sin oeste.
Me has dejado sin lo que había ante mí
y sin lo que había detrás de mí.
Tú me has quitado la luna,
tú me has quitado el sol también.
y mi terror es inmenso:
tu, incluso, me has arrebatado a Dios.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Una precisión, estimados amigos:
En "Los muertos" -película -, Angélica Huston no canta ninguna canción. Escucha una canción, "La joven de Aughrim", interpretada por Mr. D'Arcy antes de salir de la casa donde se ha celebrado la fiesta de Reyes. El cantante dice estar afónico y sólo entona algunas estrofas. En el relato, canta cuatro versos: "Oh, la lluvia cae sobre mi pesado pelo/ y el rocío moja la piel de mi cara/ Mi hijo yace aterido de frío". Esa canción enternece a Gretta (Angélica Huston), porque le hace recordar al joven Michael Furey, muerto de amor por ella, tuberculoso, aguardando bajo su ventana en una noche lluviosa para verla antes de que partiese de Galway a Dublín.
El poema que se reproduce en el blog no pertenece al texto del relato sino al guión de la película. Magistrales: película, guión y poema. Lo recita el director del instituto donde trabaja Gabriel, antes de la cena. Lo he buscado por mucho tiempo y he aquí que lo encuentro en este blog, por lo que inmensamente lo agradezco.
Saludos a todos.

Anónimo dijo...

Hela aquí:

http://es.youtube.com/watch?v=-Rb5dhDfGw8&feature=related