Hay un momento en que, sin venir a cuento, se nota una aspereza en la garganta que no responde a causa aparente alguna.
Pican los ojos después, cosa fácilmente atribuible al ordenador y al mucho trabajo.
Llegado a casa, se nota entonces un dolor articular y un cierto aire febril. Décimas, tan sólo. Pero de golpe todo encaja. Y los montones de papeles, las tareas que esperan, los plazos que deben cumplirse se emborronan como por efecto de la fiebre incipiente.
Alea jacta est: la tarde en cama.
Pican los ojos después, cosa fácilmente atribuible al ordenador y al mucho trabajo.
Llegado a casa, se nota entonces un dolor articular y un cierto aire febril. Décimas, tan sólo. Pero de golpe todo encaja. Y los montones de papeles, las tareas que esperan, los plazos que deben cumplirse se emborronan como por efecto de la fiebre incipiente.
Alea jacta est: la tarde en cama.
(del diario de un jardinero griposo, enero de 2008)
3 comentarios:
Que te mejores, amigo.
Te veremos recuperado y con las tareas hechas, los plazos más o menos cumplidos :-)
Seguro que M. te cuidará con mimo. Que te mejores pronto.
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