viernes, 18 de enero de 2008

Virus

Hay un momento en que, sin venir a cuento, se nota una aspereza en la garganta que no responde a causa aparente alguna.

Pican los ojos después, cosa fácilmente atribuible al ordenador y al mucho trabajo.

Llegado a casa, se nota entonces un dolor articular y un cierto aire febril. Décimas, tan sólo. Pero de golpe todo encaja. Y los montones de papeles, las tareas que esperan, los plazos que deben cumplirse se emborronan como por efecto de la fiebre incipiente.

Alea jacta est: la tarde en cama.

(del diario de un jardinero griposo, enero de 2008)

3 comentarios:

Jorge Ordaz dijo...

Que te mejores, amigo.

marideliwes dijo...

Te veremos recuperado y con las tareas hechas, los plazos más o menos cumplidos :-)

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Seguro que M. te cuidará con mimo. Que te mejores pronto.