martes, 12 de febrero de 2008

Mi voto

En plena campaña electoral y con la sequía que se avecina (o ya está aquí), un deseo: que haya uno o más políticos conscientes que, de una buena vez, decidan que no se puede gastar lo que no se tiene. Y que en lugar de llenarse la boca con palabros como sostenibilidad, apliquen ya lo que el término significa. Y que en mi modesto trabajo al que tan pocos hacen caso pese a desgañitarme en las aulas, en los congresos, en los medios (cuando me dejan) comprendan que éstos del césped y la segadora y la florecita y las arizónicas no son nuestros jardines. Que poner metros y metros de horroroso tubo marronáceo con goteros no resuelve la cosa. Que podar y podar hasta acabar con las copas de nuestros árboles y dejarlos reducidos a un penacho indigno no es cultivar debidamente. Que... que... que...

Créanme, de verdad. Hay muchos modos de medir más o menos la cultura de un pueblo. Lecturas, limpieza en las calles, tolerancia y respeto, tasa de alfabetización, número de auditorios: cuantas se quieran. Yo no conozco ninguna mejor, ni más completa, que la de echar un vistazo a sus jardines. Y créanme, repito: estamos muy a la cola.

No es que yo me considere nadie: pero me gustaría, antes de cerrar este blog o de estirar la pata, tener la posibilidad de decirle a un político de peso, que escuchara en serio, sin prisas y sin móvil, dando un paseo y viendo ejemplos, por qué es una medida tan apta para eso.

Supongo que tendré que esperar a otra sequía y a una nueva campaña.

(del diario de un jardinero, febrero de 2008)

6 comentarios:

Portarosa dijo...

Nunca lo había pensado, pero estoy seguro de que tienes razón y es un indicador de lo más fiable.

Un abrazo, FPC.

mgab. dijo...

¿y qué es un jardín todo cemento, árboles despojados y flores que no se pueden tocar, y donde no se pueda pasear a un perro? ésta es otra forma de medir la cultura, nuestra tolerancia y respeto hacia la propia naturaleza (flora, fauna...)

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

No es, desde luego, una manera menor de calibrar la calidad de vida. Pero me temo que tal asunto tiene poca cabida en estas citas electorales. Se les deja a los gobiernos locales, que, tengo para mí -tú sabrás más del asunto-, afrontan los jardines no como una tarea que deba encomendársele a profesionales, sino como una ornamentación en la que el munícipe de turno deja la impronta de su gusto -en tantas ocasiones de su mal gusto-.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Indudablemente de acuerdo. Y no sólo viendo los jardines públicos, también los privados son síntomas.

Un apunte, mi lugar preferido de Nueva York no es el Empire State ni la Estatua de la libertad, es Bryant Park, justo detrás de la Biblioteca Pública. Un oasis inesperado en la jungla del asfalto

FPC dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios. Ya sé, Diarios, que este es un tema de carácter local, en lo que toca a su resolución. Pero trataba de hacer ver que un enfoque mejor de este fragmento de la cultura de un pueblo formaría parte de una mejora global: o al revés, que si se cuidara el detalle, cómo no habría de cuidarse mejor lo principal. Por eso decía, porto, que podría tomarse (evidentemente con cierta exageración) como un buen indicador de la realidad de un país. La respuesta a jin la da propagandhi, quien parece conocer bien un delicioso espacio (no es el único) en la ciudad de los rascacielos.
Un abrazo a todos.

Cerillo dijo...

No les haga pensar a nuestros políticos que suficiente tienen en memorizar lo que les dictan sus asesores y cómplices