lunes, 26 de mayo de 2008

Tres acuarelas rápidas

para amart, que sabe de esto

I
Una chopera, y los chopos formados como un ejército verde aunque extraño: los más altos en medio, buscando la luz, encanijados otros en los bordes al amparo de sus mayores. Pero todos muy tiesos. De pronto, una ráfaga de viento y la formación, al menos en lo alto, se emborrona, se deshace.

II
A la vera del talud por el que corre el tren, y mucho, unas vacas pastan, o rumian echadas sobre la hierba bajo la mansa lluvia. Entre ellas, un caballo: un auténtico alazán que, de repente, se arranca en una carrera compitiendo con el tren, crines al viento, a galope tendido. Corre más el convoy que me lleva: pero él es mucho más hermoso.

III
Abandonados entre la niebla, ¡a estas horas de mayo!, los almendros son casi esqueletos con unas pocas hojas. Nunca dieron almendras y nunca las darán: de ahí su suerte echada a las bardas herbosas y al campo sin roturar. ¡Cuántas veces se ven estos almendrales frustrados! Quizá de viejos, aun sin dar fruto, cubran de nieve esas parcelas dejadas, abolidas.

(del diario de "érase un jardinero a un tren pegado", mayo de 2008)

2 comentarios:

amart dijo...

No es la primera vez que te lo digo. Acaso tampoco la última: no hace falta sentirse un Turner para juguetear con los pinceles. Tampoco es preciso vencer esa especie de pudor que todo creador siente ante la opinión de los demás (basta con pintar, o manchar, o ensuciar papeles, o como quieras llamarlo, para uno mismo). Lo que quiero decir es que no lo harías mal (he visto, lo sabes, algún boceto tuyo referido a tu profesión). Te sorprendería lo que podría ayudarte en tus proyectos, jardinero.
Gracias por tu dedicatoria.
Un abrazo.

FPC dijo...

Sabes que tengo todos los archiperres del oficio pero que la mano no me responde... como yo quiero. Y en alguna cosa hay que darse por vencido: aunque sólo sea para insistir en otras, como en el aprendizaje de cierto instrumento musical...
Un abrazo