miércoles, 7 de febrero de 2007

Luz y jade

Jabonoso ese verde, el verde opaco.

Como un ojo de hierba
en una lechosidad como de niebla.
Como lágrima quieta,
con la lentitud resignada
de las enredaderas minerales.
Como algas secas ya, hojas a punto de caer
y morir.

No hay alegría
sino pasado turbio en esa piedra verde
que no llega a esmeralda
excepto cuando roza,
como péndulo que se detiene y goza,
la línea divisoria de tu piel y tu pecho.

Y se duerme en tu cuello.

Con mi agradecimiento a SDR por su enlace generoso en su bosque extranjero.

3 comentarios:

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Me alegro de haber dado cabida en su día a este bello poema en mi bitácora, porque el que lo hayas elegido como una de las primeras entradas en la tuya significa que le tienes cariño -a estos versos y a mi blog-.
Y coincido contigo en la generosidad de Santos Domínguez, a quien -diferencias de criterios políticos aparte- deberíamos estarle agradecido por ese altruista e ingente trabajo que realiza con sus lecturas y las noticias que de ellas nos da.
Un abrazo, Paco.

Santos Domínguez Ramos dijo...

Nada que agradecer, amigo. Es un orgullo para mí estar vinculado a un blog tan elegante y de tanta altura.

Un abrazo. Santos Domínguez

P.S.: "diferencias de criterios políticos aparte", Paco, te sigo leyendo. Otro abrazo para ti.

FPC dijo...

Gracias a los dos. Es un placer.