martes, 17 de julio de 2007

Desaguisado

Cuadros de Brueghel (Lumen, 2007, traducción y prólogo de Juan Antonio Montiel) es un libro capital en la obra de William Carlos Williams (1883-1963). Su edición debiera satisfacer a los lectores españoles de poesía porque pone en sus manos una obra compleja y amplia, sutil, representativa de su autor y de su evolución literaria. Aunque, posiblemente, su principal libro sea Paterson (el más complejo y amplio), este que basa su primera parte en algunos cuadros de Brueghel es rico en matices y en sugerencias para el lector. En él aparecen bien reflejadas la preocupación del autor acerca de la expresión poética, la búsqueda de una nueva medida (el llamado pie variable), de un metro que fuera eco en lo posible del modo de contar las cosas que ofrece la palabra hablada. Justamente, este metro un tanto enrevesado en un primera lectura es el que provoca el desastre en que se convierte la traducción de este libro.

Para ser sinceros, no todo está mal traducido. Repaso mis notas y algo más de la mitad de los sesenta y tantos poemas tienen una traducción digna y ajustada al original. Pero la de una decena de ellos es errónea y más o menos otros tantos presentan deficiencias graves o leves que los desdibujan o los desmerecen. Y entiéndase muy bien: no estoy hablando aquí de mis discrepancias con el traductor acerca de las opciones póeticas que ha elegido. No critico su elección léxica (el lector siempre puede preferir otra), ni su tratamiento del metro o del ritmo de los versos, ni de su escandido. Ese es un capítulo que quedaría para una crítica literaria. No. Lo que señalo es que una parte significativa de los poemas de WCW no está bien traducida. Más: el lector que sólo entienda el castellano no podrá comprender algunos pasajes (hay algún anacoluto que otro) y, desde luego, no entenderá alguno de los poemas. O lo que es peor: se verá obligado a malinterpretar lo que el autor escribió.

Como no me gusta criticar sin dar pruebas (que es lo sencillo) ofrezco a continuación (a riesgo de hacer interminable esta entrada) uno de los poemas que han sufrido una lectura apresurada y una traducción errónea. Ni siquiera es peor muestra, pero lo elijo porque con un conocimiento mínimo del inglés basta para hacerse una idea del desaguisado. Y, además, es más breve que los otros.

El poema original dice así [p.68]:

THE CHRYSANTHEMUM

how shall we tell
the bright petals
from the sun in the
sky concentrically

crowding the branch
save that it yields
in its modesty
to that splendor?

La traducción que se nos ofrece es [p. 69]:

EL CRISANTEMO

¿cómo distinguiríamos
los pétalos brillantes
del sol en el
cielo concéntricos

apiñándose en la rama
salvo porque se rinden
en su modestia
ante aquel esplendor?

Lo que yo leo en castellano es que el autor compara al crisantemo con el sol: y los pétalos "se rinden" ante el espectáculo del astro rey. Muy bonito, pero falso. Es al revés. Por eso WCW tituló este poema con el nombre de la flor y no el de la estrella. Véamoslo.

La clave está en el verso save that it yields que, inequívocamente, se refiere a un sujeto en tercera persona del singular: it ("ello") yields (3ª persona del singular del verbo to yield, ceder, dejar paso, rendirse). Pero el único sujeto en tercera persona al que puede referirse el pronombre it es ¡el sol! ¡Es el sol el que se rinde ante el crisantemo y no al revés!

Veamos (respetando el léxico del traductor y sus opciones de versificación) cómo queda entonces el poema:

EL CRISANTEMO

¿cómo distinguiríamos
los pétalos brillantes
del sol en el
cielo concéntricos

apiñándose en la rama
salvo porque se rinde
en su modestia
ante aquel esplendor?

Sólo por completar mi opinión, yo habría usado el futuro (¿cómo distinguiremos?) porque ese es el tiempo verbal utilizado en el original y también el adverbio (concéntricamente) porque ese el término usado en el original. A cambio en lugar de branch (rama) quizá hubiera traducido "tallo" y en lugar de "modestia" quizá habría utilizado "recato".

He aquí mi versión, pues, en la que, ahora sí, utilizo mi propia elección de léxico y versificación. Pido que se compare con la primera ofrecida en castellano, la del libro. Y que se piense si ambas dicen lo mismo o no.

EL CRISANTEMO

¿cómo distinguiremos
los pétalos brillantes
del sol en el cielo
llenando


concéntricamente el tallo
de no ser porque se rinde
en su recato
ante tal esplendor?

Además de este poema, cito como mal traducidos hasta el punto de cambiarles el sentido o de hacerlos ininteligibles o raros, por lo menos los siguientes: La cosecha del maíz, Emily (un auténtico destrozo de un poema hermosísimo), Paul, Fragmento, Canción (los dos poemas que con este título aparecen), El jardín italiano y Retrato de una mujer tomando un baño.

Es este un problema que vengo detectando cada vez con más frecuencia, pero a nadie parece importarle. Hay traducciones muy defectuosas, pero los medios y la ausencia de crítica las pasan por buenas. Lo peor es que para quien de verdad no lee otro idioma que el suyo, una mala traducción es una auténtica estafa: se paga por lo que no es y se lee, también, lo que no es. Sólo me limito a señalar que un libro no es sólo una tapa bonita, un papel verjurado o ahuesado y una tipografía acorde con el nombre del autor. Un libro es, al menos para mí, lo escrito y, sólo secundariamente, el objeto físico que le sirve de soporte. Y en el caso de una lengua que no conozco, lo escrito también por ese escritor vicario que es el traductor y que a mí, ignorante del idioma original, me lo ofrece en mi propia lengua para que pueda comprenderlo (¿a quién tengo que agradecer, si no, haber podido leer a Proust, a Chéjov, a Calvino, a Mishima?. Esa labor del traductor es tan elevada, tan importante, que acometerla así, con esta ligereza, es cometer el peor delito del escritor: dar gato por liebre.

[NOTA. Quizá alguien se pregunte la razón de la ilustración que encabeza estas líneas. Lo explico. Se trata de un cuadro de Jean Fouquet (h.1420-h.1481) que se encuentra en el Kunsthistoriches Museum de Viena. Representa al bufón Gonella, de la corte de Ferrara y durante tiempo se creyó que lo había pintado Brueghel. Quizá por eso lo escogió WCW para describirlo, literalmente (y nuevamente con algún defecto en su traducción española) en el poema que abre su libro: Autorretrato. No bastaría con esto para traerlo aquí. Como muestra de que la edición de este libro es muy descuidada, hay que señalar lo siguiente. Los editores han tenido a bien incluir en un cuadernillo central, a todo color, algunos cuadros de Brueghel sobre los que WCW elaboró sus poemas. El primero, bien visible, lleva un pie que dice: "Jean Fouquet, Retrato del bufón Jester Gonella". Ni que decir tiene que el sonriente bufón sólo se llamaba Gonella: jester, en inglés, quiere decir, justamente, "bufón". No deja de llamar la atención que este mismo error elemental se registre también en la famosa Wikipedia. Sin comentarios.

5 comentarios:

amart dijo...

La suerte de ser un traductor justo como tú (y esta justicia no es otra que la fidelidad al original)también es con frecuencia la desgracia de advertir desastres en la traducción de obras de calidad indiscutible, y que los lectores de a pie casi nunca podemos denunciar. Tu entrada pone el dedo en la llaga. Cuántas obras pierden su sentido por la desdichada intevención de un traductor mediocre. Un abrazo.

Neves de ontem dijo...

La traducción perfecta no puede existir. Pero ¿qué haríamos los que desconocemos la mayor parte de las lenguas?

Anónimo dijo...

Lo volveré a leer en septiembre.
Las traducciones deberían pasar un control de calidad.

Saludos

Anónimo dijo...

Hola,
¿Podrías citar alguno de los otras traducciones que en tu opinión son ilegibles o están plagadas de errores? Yo tengo el ejemplar conmigo y las traducciones me parecen estupendas.

Saludos,
David G.

Anónimo dijo...

The qualms your have regarding the translation of "The Chrysanthemus" are so unsound they are laughable. First of all because "it" can also refer to the branch, and not only to the sun, as you claim. And secondly, because it it preposterous to resort to such a contrived image as the sun yielding to a branch of flowers when exactly the opposite order of things falls entirely within the register of the poem's meaning at its most superficial level. It is quite obvious that "splendor" qualifies "the sun".


David