jueves, 13 de diciembre de 2007

Otra frase

Hace años me topé con la frase siguiente que, al parecer, es muy conocida pero que yo no había leído hasta ese momento:

"La tiranía de la ignorancia (...) es la más dura y lóbrega de las esclavitudes"
[JUAN LUIS VIVES, 1492-1540]

(Vaya como dedicatoria a amart y a Diarios de Rayuela, cuyas últimas entradas merecerían numerosos, ponderados y hondos comentarios. Ojo: no siempre coincidentes, pero sí preocupados por el evidente, salvo para quien no mire, deterioro educativo del país. Sólo a modo de sugerencia, para mi gusto la educación actual presenta deficiencias de muy diverso calibre en cosas que podrían definirse con los siguientes calificativos: laicismo, exigencia, profundidad, universalismo, cientifismo y le sobran, en mucho, me parece a mí, demagogia, localismo, contemporización, "nueva-eraísmo" y miopía financiera y científica. Vaya también como idea acompañante que eso mismo se le va pegando a la universidad. Y supongo que a todos nosotros, por añadidura.)

El papelito en que me la apunté no pasó más que momentáneamente a mi cartera. Cuelga, pinchado por una chincheta taiwanesa en el corcho de mi despacho. A veces pienso que tendría que colocarla como cita liminar en cada presentación de clase que hiciera. Me digo, "no seas pesado". Pero ganas dan. Porque los ignorantes abundan y no sólo en las aulas.

(del diario enseñante de un jardinero, corrigiendo ejercicios, diciembre de 2007)

3 comentarios:

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Cómo andará la cosa para que a todos nos de a la vez por hablar de lo mismo. Con preocupación. Detallas bien lo que se necesita y lo que sobra. Pero qué difícil se me antojan las posibles soluciones. Sobre todo cuando tan dispersas están las competencias educativas. De cualquier forma, nunca deberíamos rendirnos a la resignación. Nos jugamos mucho en ello.
Un abrazo.

Jorge Ordaz dijo...

Tenéis bastante razón en todo lo que decís. El panorama es descorazonador.
Saludos.

amart dijo...

La frase de Vives, amigo FPC, es demoledora en su sencillez. Define bien a las claras, en efecto, una de las mayores y más peligrosas amenazas que padece el ser humano. Más aún, desde el punto en que no es capaz de definir su estrategia destructiva por no poder razonarla, y por tanto, no poder darle expresión.
Último dato (uno más), recogido del testimonio radiofónico de una profesora de matemáticas en un instituto:en un examen, el planteamiento de un problema ocupaba unas cuatro líneas. Muchos alumnos lo dejaron en blanco. Indagando en la causa, ya que la solución era bastante sencilla, resultó que es que "había mucho que leer".
Un abrazo.