martes, 26 de febrero de 2008

Tragaderas

Dicen siempre (son cosas aprendidas del cine yanqui): no es nada personal. Luego se llaman mentirosos, manipuladores, sectarios, tramposos, indecentes. Después sonríen otra vez, se despiden con un apretón de manos. Porque en efecto, no hay nada personal.

Si en el uso de mi dignidad comprometiera mi palabra y fallara y lo ocultara y me llamaran mentiroso, manipulador, sectario, tramposo, indecente, no sé qué haría. No soy violento y me acobardo fácilmente: no me defendería con los puños. Quizá me faltara el valor de admitir lo que hice, y sus consecuencias, o estuviera tentado de abandonar mi puesto aun sin llegar a hacerlo, como tantos. Lo que sí sé es que me molestaría enormemente: mi malestar interior sería tan grande que me enojaría, me irritaría, me alteraría. Quizá no podría dormir esa noche, y otras. ¿Mentiroso, tramposo, indecente? ¿Yo? Pero claro, es que yo me lo tomaría de manera personal.

Y ellos ¿cómo lo hacen?

(del diario de un jardinero perplejo, febrero postdebático de 2008)

2 comentarios:

amart dijo...

Tres citas, amigo FPC, para responder a tu pregunta final:
"La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder" (J.L. Aranguren)
""Vota al hombre que promete menos; será el que menos te decepcione" (W.M. Ramsey)
"Un partido es la locura de muchos en beneficio de unos pocos" (A. Pope)

Lo demás es mierda que se arroja y se recibe. Y el trabajo de los aspirantes consiste en tener estómago para limpiar la recibida sin perder la sonrisa.

Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

¡Menudo ánimo con el que afrontamos el proceso electoral! Lo digo por la entrada, por el comentario de Amart y por las propias impresiones que uno tiene de cuanto se cuece. Y eso le contaba yo hoy por correo a un amigo, que me contestaba: "Te veo demasiado pesimista. Hay que resisitir ¿eh? aunque resulte un esfuerzo fatigoso. En eso consiste la vida: en resistir. Créeme que me gustaría que consistiese, por ejemplo, en beber champán y en estar despreocupado. A mí me atraen aquellos personajes de las películas de John Ford: fatigados, meláncolicos, algo borrachines, pero decentes, bondadosos y leales, sin lugar para la amargura estéril. A ver si algún día podemos parecernos a ellos."
A ver.
Un abrazo.