viernes, 18 de julio de 2008

¿Y...?

Terminado el curso, queda un vacío como de tristeza. Se van los que vinieron, se hizo lo que estaba previsto, más o menos, salió todo bien (es una exageración, siempre, pero indudablemente refleja un estado de ánimo en cuanto a los resultados), las tensiones acumuladas por culpa de unos u otros o de nadie han ido rebalsándose y hoy son un resto de algo que no se supo muy bien qué fue.

Sólo, supongo, la perspectiva al cabo de unos meses o años dará al hecho el lustre que ahora empaña la inmediatez a lo que ha sido. Para entonces ya no será necesario. Ya lo dije otra vez: no sé si prefiero quedarme o marcharme antes. Esta vez yo era el anfitrión, en casa: quedarse era obligado.

Pero entonces...

(del diario de un jardinero cursillista, julio de 2008)

3 comentarios:

mgab. dijo...

tu post me ha hecho revivir unos años atrás, cuando iba todos los años a un festival interesantísimo y en una ocasión me quise quedar hasta el final en lugar de marcharme antes: ¡qué desolación! juré que nunca más.

pero, como bien dices, si tú eres el anfitrión...

FPC dijo...

Gracias por tu comentario, jin. A mí no me resulta fácil decidir, pero es desolador quedarse, irse el último y cerrar la puerta. Siempre me ha producido una sensación angustiosa.
Saludos

marideliwes dijo...

Salisteis por fin de vacaciones?